La terapia con Flores de Bach o Terapia Floral presenta una diferencia fundamental con la Psicología y con la Psiquiatría: pone la atención en las emociones y sentimientos más que en los aspectos cognitivos. Desde un punto de vista fisiológico, esto quiere decir que enfoca su atención en el sistema límbico, más que en el neocórtex
“Lo racional no elimina lo emocional”.
Sin embargo, al menos en la corriente occidental de la medicina y desde los tiempos de Descartes (1596-1650), la Ciencia y la Medicina han enfocado gran parte de sus esfuerzos en comprender al ser humano desde una perspectiva más racional que emocional. ¿Por qué es importante atender a los mecanismos emocionales? Porque son los que, en mayor medida, mueven la vida interior y exterior.
“Las emociones están programadas en el ADN”.
Es importante darse cuenta de que las emociones son una respuesta del sistema límbico a estímulos internos y externos que el cerebro recibe o crea y que estas respuestas, a diferencia de las creencias e, incluso, de los sentimientos, vienen programadas en la fisiología del ser humano, aunque también hay una parte de aprendizaje, sobre todo en lo referido a cómo gestionar esas emociones. Dado que a lo largo de la historia de la humanidad no se les ha prestado demasiada atención a las emociones, parece como si fuesen algo que no tuviese un valor, que estorbasen para vivir, pero nada más lejos de la realidad, las emociones mueven el mundo más que el dinero, el poder o el sexo, es más, dinero, poder y sexo son, en realidad, emociones. Y éstas no han cambiado desde hace miles de años, cientos de miles de años, pero se sigue sin prestarles la atención que merecen. ¿Cómo puede ser posible?
Durante siglos las emociones se han escondido, reprimido, controlado, castigado, censurado, excomulgado, maldecido y manipulado, precisamente porque son uno de los grandes motores de la humanidad y porque son la puerta de entrada al corazón y al alma, lo que hace que las personas, los grupos y las sociedades las perciban como su punto vulnerable, el lugar por el que se puede ser dañado, sometido o destruido, pero también la puerta de entrada y de salida de la sensibilidad del alma humana y de la capacidad de conectar con lo elevado y trascendente de la existencia. Por ello, a lo largo de la historia de la humanidad, a menudo se ha tratado de crear una muralla para contener las emociones y para protegerlas de las miradas y el poder de lo que “está fuera” y también, en muchas ocasiones, para impedir que las personas exploren, descubran y conecten con su naturaleza trascendente. De ese modo, se ha tendido a ocultar, blindar, proteger o reprimir el plano emocional de tal manera que el ser humano ha evolucionado muy poco en su conocimiento y buen uso.
Es cierto que a lo largo de los milenios siempre ha habido personas que han expresado su emocionalidad y sensibilidad, personas anónimas que han tratado de vivir según su sensibilidad interior, artistas e investigadores/as, científicos/as, filósofos/as, y muchas personas que, reconociendo su naturaleza interior, han tratado de expresarla y plasmarla en sus vidas. Pero la verdad es que, a día de hoy, sigue primando un gran desconocimiento sobre el plano emocional.
Conocerse interiormente implica explorarse y descubrirse, acercarse a lo más profundo de uno mismo. Esto puede llevar al despertar de la consciencia y a su desarrollo y a conectar con el Ser Interior. A su vez, este proceso implica alejarse del Miedo y acercarse al Amor y, eso de vivir sin Miedo y sin miedos es algo que a ciertos estamentos no les interesa, porque esto implicaría que perderían el poder que ejercen sobre la mayoría de las personas a través de las ideologías políticas, las creencias religiosas o el consumismo.
“A través de las emociones se despierta la consciencia”.
Al conocer y comprender el mundo emocional, al cultivar el desarrollo emocional y de la consciencia, las personas son cada vez más libres y autorresponsables, de modo que toman el control de sus vidas y dejan de vivir de manera automática, inconsciente y dirigida por intereses externos que no buscan otra cosa que su propio beneficio y no el de la humanidad en su conjunto. Por todo esto, hay interés en que las emociones sigan siendo ignoradas y reprimidas, porque si consiguiésemos liberarlas, sería una verdadera revolución interior y exterior.
¿Quieres cambiar el mundo?, ¿quieres que sea mejor? Empecemos por explorar nuestro mundo emocional y sanarlo individualmente. La suma de todos los cambios individuales llevará, inexorablemente, a un cambio global. “Dios nos quiere atrevidos” (Gandhi).
Pero como no me gusta dar los “qués” sin ofrecer los “cómos”, una manera de trabajar el mundo emocional es a través de formaciones, talleres y cursos dirigidos a tal objetivo, así como la lectura y trabajo personal. En nuestro centro podrás encontrar todo un mundo de formación y libros dirigidos a tal fin. Entra en la web terapiafloralnoray.com y echa un vistazo. Quizás encuentres algo que te interese.
José Antonio Sande Martínez
Terapeuta floral y emocional
Noray terapia emocional