Si bien Honeysuckle es una estructura emocional que la mayoría de las personas pueden reconocer claramente, ya que todos tenemos un pasado, los desequilibrios graves en esta estructura no son de los que más a menudo se presentan en la consulta, siempre hablando desde mi experiencia profesional. Puedo decir que en torno al cincuenta por ciento de las y los pacientes tienen aspectos que trabajarse vinculados al pasado, pero de este porcentaje los casos que son graves no son muchos. La mayoría de las veces son traumas relacionados con muertes de familiares, accidentes, abandonos, abusos sexuales o hechos especialmente dramáticos. Los casos en los que la persona se aferra al pasado sin motivo aparente son escasos, a no ser que se trate casos de personas ancianas, de los que, la verdad, he tratado a pocas.
El trabajo con este remedio floral suele ir muy vinculado a los traumas, el resentimiento, los miedos, la culpa y otras emociones y sentimientos, ya que no sólo se trata del apego al pasado, sino también de qué sucedió en el pasado que ha provocado ese apego. Así pues, este remedio lo suelo prescribir asociado a otros y el momento del proceso terapéutico en el que se comienza a tomar suele depender de esas otras estructuras que también han de ser equilibradas. A medida que se van trabajando esas estructuras, la tendencia de la persona a mirar hacia atrás en el tiempo va disminuyendo, y ella misma nota que cada vez su mente está menos en el pasado y más en el presente.
El trabajo conjunto de los remedios en el preparado personalizado es muy efectivo. De manera sutil, la persona va adquiriendo el hábito de estar más en el presente y esto sucede de manera natural, sin que tenga que hacer un gran esfuerzo para ello, aunque es aconsejable el apoyo con tareas terapéuticas que complementan el proceso de fuera hacia adentro.
Un caso típico del trabajo con el remedio Honeysuckle es el de los duelos. Cuando un ser cercano y querido ha muerto se produce, de manera natural, un proceso emocional y mental de duelo que dura varios meses y pasa por diferentes etapas. Hay personas que, ante esta circunstancia, se aferran al recuerdo de la persona de una manera insana. No se trata de olvidar sino de recordar desde el amor y la gratitud en lugar de desde la tristeza, la perdida, el resentimiento o la no aceptación. El trabajo con Honeysckle armoniza las emociones, sentimientos y pensamientos para que se ajusten al proceso, y ayudan a la persona a gestionar la situación de una manera más fluida y consciente.
Como ya he señalado, son múltiples las experiencias que llevan al desequilibrio en la estructura. La esencia floral tiene la función de hacer consciente lo inconsciente y favorecer el ajuste o transformación. Ahora bien, si la persona mantiene actitudes o hábitos en contra del proceso y no se deja fluir por el empuje armonizador de los remedios, entonces no se puede esperar que los resultados sean tan determinantes. Mi experiencia es que cuando la persona quiere y deja actuar a la esencia, el trabajo se va haciendo de manera paulatina, sutil y casi inconsciente y, en un momento concreto, se produce esa toma de conciencia en la que la persona dice: “pues es verdad que ya no me acuerdo tanto de aquello”, o “alguna vez me acuerdo, pero sólo cuando sucede algo que me lo recuerda, no porque yo le esté dando vueltas en la cabeza”. Afirmaciones parecidas se escuchan en la consulta referidas al trabajo con Honeysuckle.
Puedo decir con certeza que esta esencia floral es eficaz a medio plazo. Cuando la persona, a través de su efecto, comprende el perjuicio de vivir en el pasado y la necesidad de vivir en el presente, la mitad del trabajo está hecho. Lo siguiente es conseguir centrar la atención de manera permanente en el aquí y ahora y convertirlo en lo natural, es entonces cuando el trabajo de la esencia y el aprendizaje para la/el paciente en esa estructura en concreto ya han concluido.
Dado que los tiempos y ritmos de trabajo de cada profesional no tienen por qué ser iguales, aclararé que cuando hablo de un efecto de los remedios a corto plazo me estoy refiriendo a entre una y cinco sesiones; el medio plazo, más o menos, es entre cinco y diez sesiones y el largo plazo a partir de la décima. En mi caso suelo trabajar sobre una previsión de unas doce sesiones. En ocasiones son algunas menos y hay casos que pueden llegar a las quince sesiones. Más allá de ese número son casos excepcionales de los que habré tenido no más de cinco en esta década de trabajo como terapeuta floral.