“Si orar es hablar con Dios, meditar es escuchar a Dios”. Este aforismo, atribuido al maestro de meditación Davidji, me da pie para este escrito sobre la meditación.
A lo largo de los años he probado diferentes tipos de meditaciones: guiadas, con música, en silencio, kundalini, tántrica, de los chakras… Cada una tiene su técnica, su enfoque, su postura, su filosofía pero, en esencia, el objetivo de todas ellas es el mismo: recoger la atención de los sentidos hacia el interior, observar, tomar conciencia de aquello que existe en el interior en todos los planos y, llegado un grado de entrenamiento adecuado, transformar las energías internas para transitar y ascender en la escala de consciencia.
“Si orar es hablar con Dios, meditar es escuchar a Dios”
Y he de reconocer que, aun con disciplina y dedicación, no he conseguido conectar plenamente con ninguno de los métodos de meditación que he practicado. O bien no conseguía entrar en ese estado, o bien una vez dentro no conseguía avanzar o bien el esfuerzo que tenía que hacer era muy elevado. Y no me refiero a unos días meditando, me refiero a meses y meses. Sin embargo, sí he conseguido prácticamente los mismos objetivos (recoger los sentidos, observar, reconocer lo que existe en mi interior, transformar las energías internas y ascender, al menos un poco, en la escala de consciencia) realizando otra actividad cotidiana: viviendo aquí y ahora. Por eso, en cursos y consultas, suelo decir que se puede meditar mientras se vive en lo cotidiano, al igual que Santa Teresa de Jesús decía, más o menos, con estas palabras: “También entre los pucheros anda el Señor”.
- ¿Cómo dices que meditar se hace viviendo en lo cotidiano?, ¿es que no hay que sentarse de una manera concreta?, ¿no hay que pronunciar unos sonidos o algo así?
- Pues depende del tipo de meditación…, pero si en “entre los pucheros anda el Señor”, quiere decir que en lo cotidiano, en la cocina, en la vida misma, la Consciencia Cósmica también está.
- ¿Y eso cómo se puede conseguir?, ¿es fácil?
- Conseguirlo es posible, lo de fácil… ya es otra historia. Se trata de aprender a vivir en presencia presente, en atención y en consciencia. Y esto requiere de un aprendizaje.
Para vivir en consciencia y conectados con la Consciencia Cósmica es necesario orientar la atención hacia el interior. La Consciencia no está fuera de nosotros y nosotras, está dentro, está en todas partes, está en cada célula de nuestro cuerpo. Una de las maneras de acceder a ella es conseguir Ser, es decir, realizar la existencia no desde el ego que es, sino desde la consciencia que Es, Ser en cada momento del existir, Ser en el devenir. Esta experiencia no se puede considerar un estado, más bien es un proceso en el que se avanza a través de una escala de consciencia. Se trata de un tránsito hacia lo profundo, de un descenso, a través de los infiernos interiores hasta la Luz, el Amor y la Consciencia que esperan y aspiran a ser encontrados.
El día a día, lleno de responsabilidades, horarios, trabajos, prisas, rutinas, cansancio y hartazgo, difícilmente permite un margen para alcanzar ese estado. Y el tiempo libre, si es que existe, casi no queda otro remedio que utilizarlo para descansar o para desconectar ya que, en seguida, regresan las obligaciones y demás distractores. ¿Cómo conseguir entonces ese estado de meditación?, ¿ese escuchar a la Consciencia Cósmica?
“Realizar la existencia no desde el ego que es, sino desde la consciencia que Es”
Se trata de iniciar el camino de la autorrealización, un “llegar a ser en acto lo que la persona es en potencia”. Hay que mirar hacia adentro, buscar los propios talentos, aquello que a la persona se le da bien de manera natural, encontrar aquello para lo que cada quien ha nacido. Puede ser una vocación, un talento, una pasión o puede que la persona haya nacido con el talento de aprender cualquier cosa o, quizás, no hay otro talento que vivir la vida de manera consciente, sea lo que sea que se realice en cada momento. Cuando hacemos aquello para lo que hemos nacido, entonces somos en esencia y cuando somos de ese modo, conectamos con el sentido trascedente de nuestro Ser Interior.
Suelo explicar que el Ser Interior es como la piel del Alma y ésta es la parte del Espíritu Cósmico que está en nosotros y nosotras, pero que tenemos que ser capaces de descubrir y sentir. Siendo lo que cada persona Es, es como cada cual se conecta con la Totalidad y entra en un estado de conexión, de trascendencia y de Amor. ¿No son esos algunos de los objetivos de la meditación?, ¿no se aspira a alcanzar la conexión, la trascendencia y el Amor? He aquí una manera de alcanzarlos sin la necesidad de apartarse a un espacio silencioso y sereno, sin posturas físicas concretas, sin sonidos, olores o mantras. No digo que ésa no sea una manera adecuada de meditar, sino que hay otras maneras y una de ellas es vivir la vida conscientemente y en comunión con la esencia misma de cada uno o una. ¿Es sencillo?, no. ¿Todo el mundo podría?, no todas las personas están en el mismo momento evolutivo. ¿Se puede aprender?, sí. ¿Hay una sola forma?, no lo creo.
En esta búsqueda estamos y seguiremos estando, pues todos y todas somos Almas en proceso.
José Antonio Sande Martínez
Terapeuta emocional y floral
Noray Terapia Floral