Cada año pasan por la consulta de Noray aproximadamente una centena de personas cuyo objetivo es sanar, cambiar, mejorar o transformar sus vidas. Cada una de ellas siente y piensa que su vida es única, la suya, que nadie la vive en otro lugar. Esto es cierto… a medias. Como planteo en mi curso y en mi libro Teoría y técnica de mapas emocionales la emocionalidad (y por tanto cómo se vive) está configurada por unos cuantos miles de patrones (programas emocionales y mentales), parte de los cuáles coinciden en muchas personas, eso sí, combinados de maneras diferentes, creando identidades y experiencias vitales distintas y únicas. Sin embargo, hay muchos patrones y combinaciones similares, lo que hace que desde una perspectiva profesional se puedan reconocer los patrones emocionales de las personas y ayudarlas a solucionar y transformar sus vidas.
La sensación para la persona es que su vida es suya y de nadie más, la percepción para el/la profesional puede ser que ya ha visto esa vida, con esos patrones, en decenas de pacientes que se han trabajado en la consulta. Esto permite el reconocimiento de un mapa emocional que da información su programación interior y el probable destino al que se dirige si no cambia esos patrones. Más de una vez me han preguntado dónde tengo la bola de cristal, porque alguien me ha contado lo que le estaba pasando en ese momento y yo le he comentado cómo eran sus padres y parte de las experiencias emocionales que pudo tener en su infancia, o lo que le va a suceder en un tiempo futuro, cosa que luego se confirma. No hay truco ni magia, solamente el reconocimiento de una programación emocional presente y pasada y lo que con mucha probabilidad va a suceder en el futuro. Esto sorprende a la persona porque no conoce ni concibe la existencia de estos patrones emocionales y un profesional puede disponer en su memoria de miles de mapas emocionales de todas las personas que han pasado por la consulta.
En mis artículos ¿Qué son los mapas emocionales? y Técnica de mapas emocionales, engramas y Jung expongo los principios fundamentales del concepto de “mapas emocionales”. A través de ellos es posible acceder y comprender la emocionalidad de una persona, tanto en sus aspectos insanos como en los sanos y tomar conciencia de los programas que se activan en cada situación vital, sea en clave de acción o de reacción. Desde este punto de vista es posible darse cuenta de que muchos de esos programas son comunes a todas las personas, lo que no es igual (aunque sí parecido) es cómo se combinan. Tengamos en cuenta que el código genético humano dispone de 46 cromosomas que, combinados entre sí, dan lugar a miles de millones de seres humanos diferentes. Pues bien, cada persona dispone de miles de programas emocionales y mentales diferentes, así que su combinación es casi infinita, por eso somos a la vez tan iguales y tan diferentes.
El caso es que la mayoría de las personas viven existencias repetidas y preprogramadas, vidas egóicas que es necesario trascender (ascender más allá) y así alcanzar una existencia más libre, creativa y enriquecedora. Para ello es necesario dejar de repetir esos patrones, a menudo heredados del sistema familiar o social, atreverse a salir de la zona de confort inconscientemente insana o limitante. Una persona puede reinventarse, reprogramarse, evolucionar. Unas veces sola, otras con la ayuda de un profesional. Hoy mismo una paciente me comentaba que había leído muchos libros de autoayuda y que pensaba que el mero hecho de leerlos le iban a transformar. Yo le respondí que eso es como si una esperara aliviar los síntomas del resfriado sólo con leerse el prospecto de un antigripal. La cuestión de la transformación interior no funciona así. La mayoría de los patrones emocionales y mentales llevan grabados y reforzados en el cerebro muchos años, por lo que cambiarlos requiere un trabajo profundo, constante y, desde mi punto de vista, profesional.
Esta repetición de patrones hace que la vida de una persona no sea tan “única” como piensa. Puede parecer un poco triste pero la verdad es que la originalidad está en la consciencia con que cada quien experimenta su existencia. Desde una perspectiva egóica muchas vidas no son más que la repetición de patrones, desde una perspectiva en consciencia la vida es la creación de patrones nuevos que enriquecen y dan un sentido único a la persona. Precisamente esta es la cuestión a tener en cuenta, crear vidas con sentido interior, en la búsqueda del avance y la transformación hasta un nivel de autorrealización más amplio y profundo, partiendo cada persona de su grado de consciencia y avanzando en su camino interior. Os dejo con una estrofa de la canción de Melendi El arrepentido que lo resume de manera sencilla y clara:
Si saltas vives
pero hay que saltar ‘pa’ dentro
y no hay parada de metro
que nos lleve a ese lugar.
Donde los miedos
se confunden con la vida
y no queda otra salida
que volvernos a encontrar…
Autor: José Antonio Sande Martínez