Relato:
Si yo he podido, tú también puedes
Ana, 42 años, 2019.
Hace 11 meses me operaron de un bioma en una pierna en Granada. Mi vida era un caos, con mi marido era un infierno, su ego y mi ego no nos dejaban ver la realidad y sus vicios aún lo complicaba todo más. Tenía insomnio, depresión, mal humor, estaba enfadada con el mundo entero, iba como las motos día tras día. Lo bueno, mi hija, que tiene más consciencia que yo y que me decía: “mama ponte buena que la casa es un desastre y si sigues discutiendo con papa mejor es que os separéis, yo así no puedo vivir”.
«Pensaba que él cambiaria y que yo no tenía que cambiar.»
En el ámbito profesional llevaba muchos años dedicados a estudiar las oposiciones para maestra de Educación Infantil, por decirlo así, pero nunca fui constante en estudiar y, año tras año, fracasaba y mi pareja se frustraba conmigo y me hacía sentir que no valía para estudiar.
Tampoco superaba mi pasado con mi infancia y juventud, tenía miedos a amigos que por circunstancias de la vida nos alejamos y mis suposiciones sobre el qué pensarán me hicieron tener miedo a mi pueblo, a mis orígenes, dónde fui feliz y ahora era incapaz de ir o si iba necesitaba el respaldo de alguna amiga. Así era como estaba hace menos de un año… pero quién me iba a decir a mí que al anunciarme en un blablacar para ir a revisión de mi operación iba a cambiar mi vida. Ahí conocí a Delia, que me habló de la Terapia Floral y del centro Noray Terapia Floral en Roquetas de Mar.
Pedí cita y fui. Lo que más me impresionó de la primera cita es que Sande, el terapeuta, me dijo que si empezaba el tratamiento, que duraría aproximadamente 12 sesiones, terminaría separándome y realmente no lo creí.
Empecé con la terapia y con las Flores de Bach. Eran tantos aspectos de mi vida que quería cambiar y superar tantos miedos que lo veía todo imposible.
«Empecé a delegar las tareas y dejar de hacerlo todo yo y dejar de poder yo con todo.»
En casa se empezaron a notar los cambios, empecé a delegar las tareas y dejar de hacerlo todo yo y dejar de poder yo con todo. No fue fácil, me costó una discusión y ponerme en huelga, pero aprendí a no discutir, a irme de casa dar un paseo y volver a hablar las cosa calma. También empezamos a salir en pareja un vez al mes, a dedicarme tiempo a mí, a ir al cine sola y planificarme las horas de estudio al día, a prestar atención a lo que hablo y hablar más despacio. Mi pareja empezó a notar mis cambios y estábamos supuestamente mejor, él y mis amigas me notaban más tranquila.
Así que cuando mi pareja venía a casa (no os he dicho que él trabaja de camionero y que pasa muy poco tiempo en casa) antes venía y siempre discutíamos, por sus vicios porque quería que trabajase ocho horas seguidas y no en lo que trabajo en las actividades extraescolares de los colegios y limpiando casas, y claro, yo no aportaba mucho dinero a la casa, pero sí todo mi tiempo a mi hija y a la casa. Pero a pesar de todo, desde que empecé con la Terapia Floral, cuando volvía a casa yo estaba más tranquila y centrada en mis estudios, empezando a confiar en mí, en que yo también puedo conseguir mis objetivos, en ir más tranquila por la vida, aprendiendo a no contar mi vida a mis amigos, a ser más reservada y en tomar yo sola las decisiones de mi vida sin tener que consultar con nadie, a poner a cada persona en su lugar, a que no me faltaran el respeto, a que me hablen y me traten como yo los trato con respeto y sin insultar, a no perder los nervios, pues los perdía con la persona que más quiero, con mi hija, con ella pagaba mis frustraciones, pero hasta ella me iba diciendo cada día que me encontraba más tranquila, que ya no me enfadaba tanto con ella y que estaba súper orgullosa de verme estudiar día tras día para conseguir mi sueño. En todo este proceso también aprendí a pedir ayuda y a dejar de estar siempre dispuesta para ayudar a los demás, los cuales incluso a veces no me correspondían y aprendí decir “no” y no tener sentimientos de culpabilidad y sobre todo día tras día utilizaba mi arco del triunfo.
«Yo estaba evolucionando como persona y pensando que los demás también estaban cambiando, pero no fue así.»
Yo estaba evolucionando como persona y pensando que los demás también estaban cambiando, pero no fue así. En mayo a un mes de mis oposiciones, volvió a liarla mi pareja y no me enfadé como en otras ocasiones, sólo le dije que no tomaba decisiones porque estaba en proceso de oposición que cuando terminara hablaríamos de nuestra situación.
Así que se fue a trabajar y estuvo un mes sin venir a casa y volvió una semana antes de mis exámenes. Esa semana fue caótica, hasta mi hija me dijo a tres días del examen “mama piénsate si papa te quiere o no, yo no aguantaría que mi pareja me hablase así, ahora céntrate en el examen y luego ya decides”.
Bueno, llegó el día de mi examen. De los catorce temas que me sabía a conciencia no salió ninguno, así que decidí no hacer el examen y claro me sentí mal, pero no por el trabajo como opositora, puesto que había estudiado mucho, pero era consciente de que llevaba pocos temas y que era una lotería y no me tocó. Pero estaba muy mal por la situación con mi pareja, pues en este momento tampoco estuvo a mi lado para decirme “otra vez será, lo importante es que sabes que tú puedes”, eso sí me lo dijo mi hija. Así que después de todo esto tocaba replantearme qué quería hacer con mi vida y llegó el momento de estar sola, pues Carla se fue con su papi de vacaciones a visitar a la familia y fue cuando tomé conciencia de que yo sí que había evolucionado, tenía claro que no iba a estar con una persona que no me valoraba ni me respetaba, y bueno las relaciones sexuales de pareja cada vez eran menos frecuentes, pasaban los meses y nada de nada, pero es que tampoco me apetecía. Normal, creo que ya no estaba ni enamorada y había dejado de quererlo como pareja, así que en una consulta de julio con Sande decidí que esperaría a pasar el verano y si seguíamos así pues lo dejaría. Tenía pensado seguir con él pero volvió a liarla con sus vicios y a faltarme al respeto y ahí fui cuando tuve el coraje y el valor de decir hasta aquí he llegado, se acabó, y como ahora soy consecuente con lo que pienso, digo y hago, ya no había marcha atrás, y la verdad que lo dije en un momento en el que sólo tenía una casa para limpiar y se me acababa el trabajo de maestra en una escuela de verano.
A pesar de todo ahora el trabajo no me falta. Trabajo en un aula matinal, comedor, actividades extraescolares y limpio casas. Tengo lo que quiero tener y tiempo para mí y mi hija y amigas y una paz y una tranquilidad que no la cambio por nada.
Los miedos de mi infancia y juventud también me he liberado de ellos, he vuelto a ver a mis amigas de antaño y con un abrazo se ha solucionado todo. He ido a mi pueblo este verano y otoño y me he siento segura, feliz y tranquila, allí se fueron los miedos.
«Si yo he podido tú también puedes.»
¿Qué me ha pasado?, simplemente el azar me puso en mi camino a Delia, ella me llevó a Sande y a la terapia, y él me hizo salir de mi zona de confort. Ya no tengo miedos, ahora no me estreso, no acabo el día enfadada, no me quejo, ahora canalizo mi energía y tengo ganas de vivir, de tener experiencias nuevas y sé que me llegará todo a su momento y, sobre todo, no guardo rencor ni odio a aquellas personas que me hicieron daño, pues yo lo permití, porque en ese momento no me quería a mí misma, no me valoraba, ni me respetaba, y si uno no se quiere los demás tampoco. No los juzgo ni me juzgo, todo pasó porque tenía que pasar por un aprendizaje y ahora estoy en otro camino, en el de la paz y tranquilidad. Sé que todo irá bien, pues aprendí a elegir una vida sana con gente sana. Tengo días de bajón, pero se me pasan y vuelvo a estar en equilibrio, pues vivo en el presente, paso del que dirán, me acepto como soy, vivo en mi mundo y respeto el mundo de los demás. He aprendido a buscar la justa medida y, sobre todo, confío en mí misma. Todo esto se lo debo a la Terapia Floral y a mi terapeuta, me han dado la fuerza y las herramientas para evolucionar como persona y espero seguir evolucionando.
Esta es mi historia, vivida durante un año de terapia. Si yo he podido tú también puedes. Espero que os sirva. Un abrazo.
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